¿Sabéis que una organización ha creado una Escuela Libre en la que no hay aulas como tal? Sí, sí lo que estáis leyendo. Resulta que en un país llamado Suecia, cuya capital es Estocolmo, han cambiado las clases y los lugares en los que los niños y los jóvenes estudian.
Decían que era muy aburrido estar siempre en las mismas sillas y mesas verdes y las han cambiado por sofás blanditos, formas curvas en la pared, escaleras, alfombras, bancos… todo con un montón de colores alegres y vivos. Mirad cómo son:



Además, cada niño que va al cole tiene un portátil con el que hace las fichas, juega, aprende, explora, investiga, se divierte.... pudiéndolo transportar por cada uno de los lugares que hay en el cole, sin tener que estas siempre sentados en el mismo sitio. Mirad como estos niños están trabajando:


Tampoco hay un horario que sigan cada día, ni tienen que pagar nada por ir a este colegio. Si os estáis preguntando si hay maestros, la respuesta es… SÍ. Se encargan de ayudar a los niños, asesorarles, recomendarles…
Otro lugar con el que cuentan es una biblioteca atractiva para que los niños disfruten del lugar que tienen a su alrededor, mientras leen un libro:


Las lámparas que cuelgan del techo son de cristal y en esta foto podemos ver cómo parece hojas de un árbol:

¿Qué pasa con las pizarras? Se han convertido en paredes en las que poder escribir, dibujar, pintar y sobre todo imaginar.

En estas páginas Web encontraréis más información:
http://blog.novobrain.com/revolucionando-la-manera-de-educar-en-una-escuela-sin-aulas/#more-40
http://www.webayunate.com/escuelas-vittra-otro-enfoque-para-la-educacion/
http://www.dsgnr.cl/2013/02/escuela-vittra-estocolmo-rosan-bosch-studio/
¿Qué os ha parecido el colegio? ¿Qué es lo que más os ha gustado? ¿Os gustaría ir a este colegio? Escribir vuestras opiniones.



Muy interesante. Suena muy bien, pero... ¿de dónde podemos sacar unos muebles nuevos tan bonitos?
Gracias Patricia.
En el entorno empresarial actual, la seguridad contra incendios no es una opción, sino una obligación. Las auditorías de riesgo permiten identificar, evaluar y mitigar posibles amenazas que puedan comprometer tanto la integridad de las instalaciones como la vida de las personas que en ellas trabajan o visitan. Una correcta planificación de este proceso garantiza el cumplimiento de las normativas vigentes y proporciona confianza a empleados, clientes y autoridades.
Realizar una auditoría de riesgos de incendio implica una revisión minuciosa de la infraestructura, de los sistemas de detección y extinción, así como de los planes de evacuación. Solo así se logra diseñar un plan de acción realista que permita responder de manera eficiente ante una emergencia.
Una auditoría se compone de diferentes etapas que deben ejecutarse de manera estructurada para garantizar la máxima fiabilidad de los resultados.
Recopilación de documentación: planos, registros de mantenimiento, inspecciones previas y manuales de los sistemas instalados.
Inspección física de las instalaciones: verificación del estado de las rutas de evacuación, señalización, iluminación y equipos de seguridad.
Comparación normativa: cotejo de la situación actual con los reglamentos locales, autonómicos y nacionales.
Informe final: conclusiones, hallazgos y plan de mejora detallado.
Cada una de estas fases constituye la base para tomar decisiones estratégicas que minimicen riesgos y fortalezcan la seguridad global de la organización.
Revisión de equipos de seguridad y uso del extintor
En la etapa de inspección, uno de los puntos críticos es la evaluación del extintor. Estos equipos deben estar correctamente distribuidos en zonas estratégicas, visibles y accesibles, con un mantenimiento periódico que garantice su eficacia.
Comprobar la presión, caducidad, tipo de agente extintor y condiciones físicas del equipo es indispensable. Un extintor en mal estado puede comprometer la primera respuesta en un conato de incendio, generando consecuencias irreversibles.
Además, se verifica la señalización que indica la ubicación de cada equipo y la capacitación del personal para utilizarlos correctamente en caso de emergencia.
Otro aspecto fundamental es la comprobación de las Bocas de Incendio Equipadas (BIE). Estas mangueras deben encontrarse en perfecto estado de operatividad, con un enrollado adecuado, presión de agua suficiente y señalización clara.
La bie es un recurso complementario a los extintores, pensado para una intervención más prolongada y con mayor alcance en el control de las llamas. Durante la auditoría, se evalúa no solo su estado físico, sino también el acceso a las llaves de paso y la capacitación del personal para su manejo.
Una auditoría no se limita a revisar equipos; también debe analizar los protocolos de protección contra incendios. Esto incluye los sistemas de detección automática, alarmas sonoras y luminosas, rociadores, así como la resistencia de las puertas cortafuegos y la correcta señalización de las rutas de escape.
El auditor revisa que los accesos de salida sean suficientes y estén libres de obstáculos, que la señalización sea visible incluso en condiciones de humo y que exista iluminación de emergencia en todas las áreas críticas. Asimismo, se comprueba la actualización de los planes de evacuación y la realización de simulacros regulares para entrenar al personal.
Una adecuada estrategia de protección contra incendios asegura que, ante un siniestro, la evacuación se realice de manera ordenada, rápida y segura.
Para garantizar un diagnóstico fiable, los especialistas aplican metodologías complementarias:
Listas de verificación (checklist): revisiones detalladas de todos los elementos de seguridad activa y pasiva.
Simulación de escenarios: análisis de posibles comportamientos de las instalaciones frente a distintos tipos de incendio.
Entrevistas al personal: recopilación de información sobre incidentes pasados, conocimientos de seguridad y cumplimiento de protocolos.
Revisión documental: comprobación del historial de inspecciones y mantenimientos realizados.
Estas metodologías ofrecen una visión integral del nivel de riesgo, permitiendo definir prioridades y recursos necesarios para la mejora.
Una vez identificados los riesgos, se procede a su evaluación. Para ello se asignan niveles de probabilidad (baja, media, alta) y se estima el impacto potencial en función del tamaño del incendio, la carga de fuego y la vulnerabilidad de la instalación.
Este análisis permite establecer una matriz de riesgos donde se priorizan las acciones. Los hallazgos de mayor urgencia son los que deben ser corregidos de inmediato, como la falta de extintores operativos, deficiencias en la señalización de salidas o ausencia de pruebas en sistemas de detección automática.
El documento resultante de la auditoría incluye:
Resumen ejecutivo con los riesgos más críticos.
Descripción de la metodología aplicada en cada fase.
Listado detallado de hallazgos, acompañado de evidencias fotográficas y registros.
Recomendaciones concretas, desde el mantenimiento de extintores hasta mejoras en los planes de evacuación.
Referencias normativas aplicables a la actividad de la empresa.
Este informe se convierte en una herramienta estratégica, no solo para cumplir con las normativas, sino también para planificar inversiones en seguridad que garanticen la continuidad del negocio.
La implementación de auditorías regulares aporta ventajas clave:
Cumplimiento normativo y reducción de sanciones.
Mayor seguridad para trabajadores y visitantes.
Disminución de pérdidas económicas derivadas de incendios.
Mejora de la imagen corporativa ante clientes y autoridades.
Confianza en la capacidad de respuesta ante emergencias.
El coste de una auditoría resulta mínimo en comparación con los daños materiales y humanos que un incendio no controlado puede provocar.
Realizar una auditoría de seguridad contra incendios en su negocio es un paso esencial para garantizar la protección integral de personas e instalaciones. Una inspección exhaustiva de extintores, BIE, planes de evacuación y sistemas de protección contra incendios permite no solo cumplir con la ley, sino también reforzar la confianza en la operatividad de la empresa.
La seguridad es una inversión a largo plazo que protege vidas, patrimonio y continuidad operativa.
La EN UNE 17446:2022 establece los requisitos indispensables para la planificación de emergencias en centros educativos seguros y modernos. Su objetivo principal es garantizar la protección de alumnos, docentes y personal administrativo frente a incendios u otros riesgos. Esta norma europea, adaptada al marco español, se ha convertido en una guía fundamental para que colegios, institutos y universidades dispongan de planes de emergencia estructurados, funcionales y adaptados a las características de cada edificio.
La norma regula un conjunto de acciones preventivas, organizativas y técnicas que deben implementarse en toda institución académica. Entre los aspectos más relevantes se encuentran:
Identificación de riesgos específicos: eléctricos, químicos, de fuego o estructurales.
Creación de planes de evacuación adaptados al aforo y accesibilidad del centro.
Asignación de responsabilidades claras en los equipos de emergencia escolar.
Mantenimiento periódico de todos los sistemas y equipos de protección contra incendios.
Coordinación con servicios externos de emergencia, incluyendo bomberos, sanitarios y protección civil.
De este modo, la norma no solo contempla la respuesta ante el peligro, sino también la prevención proactiva, fomentando una cultura de seguridad desde las primeras etapas educativas.
Las cocinas y comedores escolares son uno de los espacios de mayor riesgo debido al uso de aceites, gases y aparatos eléctricos de alto consumo. La norma establece que en estas áreas se deben instalar equipos de extinción de incendios en campanas industriales, diseñados especialmente para neutralizar incendios de tipo F, originados por aceites y grasas.
Estos sistemas actúan de forma automática y localizada, protegiendo tanto a los trabajadores como a las instalaciones. Además, al integrarse con los planes de evacuación, se evita la propagación del fuego hacia otras zonas, garantizando un nivel de seguridad superior en entornos escolares.
La normativa subraya que un plan de evacuación, por sí solo, no resulta suficiente. La seguridad se fortalece cuando se combina con la extinción automática en centros escolares, mediante sistemas como rociadores, gas inerte o equipos de niebla de agua.
Estos dispositivos permiten controlar el fuego en sus primeras fases, incluso si no hay personal presente en el área afectada. En un entorno donde la evacuación puede verse complicada por la rapidez del fuego o por el pánico, contar con sistemas automáticos de extinción es una medida estratégica que minimiza los riesgos.
La educación en materia de seguridad también se potencia con recursos informativos. Espacios especializados, como este blog de extintores, aportan valor al explicar el correcto uso, la clasificación y el mantenimiento de estos equipos.
Estos contenidos no solo orientan al personal de los centros, sino que también fortalecen la cultura de prevención entre estudiantes y familias. De esta manera, se refuerza el objetivo principal de la EN UNE 17446:2022: crear comunidades educativas conscientes y preparadas frente a emergencias.
La eficacia de cualquier plan depende de la organización interna. La norma exige que se definan con precisión las responsabilidades de cada miembro del equipo de emergencia:
Director del plan de emergencia: encargado de activar protocolos y coordinar la evacuación.
Equipo de primera intervención: responsable del uso de extintores o de la activación de sistemas automáticos.
Equipo de evacuación: guía a los estudiantes hacia las salidas seguras.
Equipo de apoyo a personas con movilidad reducida: asegura la inclusión en los procesos de evacuación.
La formación continua y la realización de simulacros periódicos son requisitos esenciales para garantizar la eficacia del plan y el cumplimiento de la normativa española vigente.
En los entornos educativos actuales, la combinación de sistemas de detección temprana y equipos automáticos de extinción resulta indispensable. Entre ellos destacan:
Detectores ópticos de humo y temperatura.
Sistemas de alarma interconectados con paneles de control.
Extintores automáticos de gas o espuma en laboratorios.
Rociadores automáticos en pasillos, almacenes y áreas comunes.
Gracias a estas tecnologías, la respuesta ante un conato de incendio es inmediata, reduciendo riesgos humanos y daños materiales, en consonancia con el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI).
La EN UNE 17446:2022 no actúa de forma independiente, sino que se integra con otros marcos normativos:
UNE-EN ISO 7010, sobre señalización de seguridad.
UNE 23033-1, que regula los símbolos gráficos de protección contra incendios.
UNE-EN 12845, referente en sistemas de rociadores automáticos.
RD 393/2007, Norma Básica de Autoprotección.
La combinación de estas regulaciones permite que los centros educativos alcancen un nivel de protección acorde a los estándares internacionales más exigentes.
La EN UNE 17446:2022 no se limita a protocolos técnicos. Su propósito es fomentar una verdadera cultura preventiva en el ámbito escolar. Cada revisión de un extintor, cada simulacro y cada formación en seguridad representa un paso hacia instituciones más responsables, preparadas y resilientes.
Al incorporar esta normativa en la vida diaria de colegios y universidades, se garantiza no solo la protección inmediata frente a emergencias, sino también la construcción de una comunidad consciente del valor de la prevención.