Miguel de Cervantes Saavedra, es el mejor escritor en español. Nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares.
Su padre, era cirujano barbero, por eso, Miguel de Cervantes cuando era pequeño viajó tanto. Tuvo una vida llena de aventuras y de desgracias.
Cuando era jovencito, se marchó a Italia, que fue donde empezó a trabajar al servicio de un hombre de la Iglesia, en la ciudad de Roma.
Más tarde, se hizo militar y participó en la batalla de Lepanto el día 7 de octubre de 1571. En la batalla, fue herido por un disparo, en el brazo izquierdo, por eso, también se le conoce como el Manco de Lepanto.
En 1575 lo vendieron como esclavo en Argel, ya que unos piratas Moros le habían apresado.
Al conseguir la libertad, llegó a España, pero volvió a ser apresado, ya que al ser recaudador de impuestos, dicen que hizo las cuentas de forma ilegal.
En la cárcel, fue donde empezó a escribir el libro más famoso en España, llamado “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de le Mancha”. La primera parte del Quijote, apareció en 1605 por primera vez. La Biblia, ha sido el único libro editado más veces que el Quijote.
Murió el 23 de abril de 1616 en Madrid. Por eso, ese mismo día, se celebra “el día del libro” y también se entrega un premio muy importante de literatura, llamado “el premio de Cervantes”.
La crianza de toros de lidia representa una de las manifestaciones más emblemáticas y profundas del patrimonio cultural español. No se trata simplemente de un proceso ganadero, sino de un arte vivo que conjuga respeto por la naturaleza, rigor científico y una pasión ancestral por mantener una raza única, el toro bravo. En el corazón de esta tradición late con fuerza la dehesa sevillana, un ecosistema singular donde la crianza se convierte en un delicado equilibrio entre libertad, control y respeto.
Este entorno, definido por sus extensos bosques de alcornoques y encinas, es mucho más que el hábitat natural de los toros. Es el crisol donde se forja la fuerza, la nobleza y la bravura características del toro de lidia. La importancia de la crianza de los toros de lidia en ganaderías situadas en plena dehesa sevillana radica en cómo estas condiciones únicas influyen directamente en el desarrollo físico y psicológico del animal, asegurando su autenticidad y vigencia para la tauromaquia moderna.
En este sentido, la experiencia de las visitas a ganaderías toros permite comprender de forma profunda la complejidad y el respeto que conlleva cada etapa del ciclo vital del toro bravo, desde la cubrición hasta su traslado a la plaza.
El inicio del ciclo vital de cada toro bravo está marcado por la cubrición, un proceso que no sólo implica la reproducción, sino la planificación meticulosa de la generación futura. En la dehesa sevillana, los ganaderos diseñan este proceso atendiendo a criterios biológicos y ambientales, buscando que los becerros nazcan en las mejores condiciones para garantizar su supervivencia y desarrollo óptimo.
Este equilibrio se traduce en camadas fuertes, con un temperamento bravo que será la esencia de la lidia. Para quien quiera sumergirse en esta tradición, existen opciones de ganaderia de reses bravas que abren sus puertas al público, mostrando el cuidado y el conocimiento que hay detrás de cada decisión en la crianza.
La llegada al mundo del becerro bravo es una escena cargada de autenticidad. La tranquilidad de la dehesa sevillana proporciona un escenario ideal para el alumbramiento, donde las vacas muestran un instinto maternal que garantiza la protección y bienestar de la cría.
Esta fase demuestra la importancia crucial de la crianza en la dehesa sevillana, ya que el entorno natural imprime en el toro bravo un carácter y fortaleza únicos. Más detalles sobre esta relación esencial pueden consultarse en este blog sobre ganadería, que profundiza en cómo la genética y el hábitat determinan la calidad del toro.
Los primeros meses de vida del becerro en la dehesa son determinantes para su salud y temperamento. La dependencia de la madre y la inmersión en el ecosistema natural permiten un aprendizaje conductual y nutricional indispensable.
La crianza en libertad dentro de la dehesa potencia este desarrollo integral, garantizando que el animal posea la fuerza y bravura indispensables para su desempeño en la lidia.
La trazabilidad es una piedra angular en la crianza del toro bravo. El proceso del ahijado —que implica la asignación de identidad genética y documental— es fundamental para preservar la pureza de la raza y el prestigio de cada ganadería.
Más allá de un simple marcado, el herradero representa la identidad y el legado de cada ganadería. Este acto, realizado con extremo cuidado y bajo supervisión veterinaria, es una tradición milenaria que refuerza la confianza y seguridad en el mercado taurino.
En esta etapa decisiva, el toro atraviesa distintos estadios físicos y sociales que consolidan su fuerza y carácter.
La convivencia en libertad dentro de la dehesa sevillana fomenta una bravura natural que será esencial en la plaza de toros.
La plaza de tientas es el espacio donde se pone a prueba la bravura y las aptitudes de los futuros toros y vacas reproductoras, asegurando la calidad y continuidad de la raza.
El cuidado sanitario es un pilar fundamental en la crianza. Programas nacionales de vacunación y desparasitación junto a una atención veterinaria especializada garantizan la salud y calidad del ganado.
El proceso de selección y traslado de los toros a la plaza es tratado con máxima profesionalidad y respeto.
La crianza de toros de lidia en la dehesa sevillana es mucho más que una actividad ganadera: es un arte que encierra siglos de tradición, respeto por la naturaleza y un compromiso irrenunciable con la pureza y bravura del toro bravo. Cada ejemplar es fruto de un proceso cuidado con minuciosidad, en un entorno único donde la libertad y el rigor conviven para crear un animal excepcional.
Para aquellos interesados en adentrarse en este fascinante mundo, las visitas a ganaderías toros ofrecen la oportunidad de vivir en primera persona la pasión y el saber que sostienen esta tradición irrepetible. Solo entendiendo el entorno, la genética y el respeto por el animal, se puede comprender el valor real que encierra cada embestida en la plaza y la vital importancia de mantener viva la crianza en la dehesa sevillana.