Una mañana konyek pudo demostrar que era muy audaz. Konyek que era muy ingenioso quería demostrar su valor de una forma muy original. El quiso fabricar una balsa con palos, ramas, hojas, y cuerdas. Tardó una hora y media. Cuando terminó, llamo a su padre y le explicó lo que quería hacer para demostrar su valor. Konyek le dijo a su padre que quería navegar el océano y quedarse veinte días sin comer ni beber. Su padre le dijo que si llegaba sano y salvo le cedería el becerro a su propiedad. Konyek cojió ropa de abrigo y se marchó.
Pasaron ocho días y el padre de Konyek estaba preocupado. Cuando pasaron once días más el padre de Konyek estaba ávido porque al día siguiente venia Konyek. El padre de konyek y los habitantes de la tribu le prepararon una fiesta .Cuando Konyek llegó se llevó una sorpresa morrocotuda, y su padre orgulloso le dio el becerro. Aquel día Konyek fue muy feliz.
SANDRA OBREGÓN VALDIVIELSO
Muy bien, Sandra. Cada vez que quieras publicar un trabajo tuyo en el blog, ya sabes cómo hacerlo.
Sigue así.
En el corazón de toda cocina profesional —ya sea un restaurante, un centro escolar o una instalación hospitalaria— late un riesgo silencioso pero real: el fuego. Ese enemigo invisible que acecha entre humos, grasas y calor intenso. Por eso, más allá de cumplir una mera obligación legal, la instalación de un sistema de extinción automática se convierte en la primera y más vital línea de defensa. ¿Cuándo y por qué es imprescindible contar con este sistema? Lo explicamos con la rigurosidad que exige el tema y la perspectiva que solo da la experiencia.
Las cocinas industriales son auténticos focos de riesgo. La combinación de altas temperaturas, grasas acumuladas y equipos eléctricos genera un caldo de cultivo propicio para incendios repentinos. En muchos casos, un simple despiste puede desencadenar un siniestro de consecuencias devastadoras. Aquí es donde los sistemas de extinción automática se revelan como la solución definitiva y necesaria.
En este sentido, la extinción cocinas no debe considerarse solo como un requisito normativo, sino como un pilar fundamental para proteger vidas y negocios. Desde la campana extractora hasta las freidoras o planchas, cada equipo debe estar resguardado por un sistema que actúe al instante y de forma eficaz, evitando que un incidente se convierta en una tragedia.
La normativa vigente establece umbrales claros para la instalación obligatoria de sistemas de extinción automática en cocinas. Según el Código Técnico de la Edificación (CTE), y más específicamente el Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB SI), las instalaciones culinarias con potencia térmica superior a 20 kW en edificios públicos (hospitales, residencias) deben estar equipadas con estos sistemas.
En espacios comerciales, restaurantes y viviendas, el límite se eleva a 50 kW, considerando únicamente la potencia de aparatos con riesgo de ignición, como freidoras, planchas o fogones. Un dato crucial: las freidoras se contabilizan a razón de 1 kW por litro de capacidad, lo que puede disparar rápidamente la potencia total.
Por eso, no es extraño que muchos establecimientos, aunque estén por debajo de estos límites, opten por instalar un sistema automático de extinción para evitar la clasificación como espacio de riesgo especial. Esta decisión inteligente puede prevenir la necesidad de implementar costosas medidas pasivas adicionales, como puertas cortafuegos o elementos ignífugos.
Precisamente, los sistemas de extincon automatica cocina se presentan como una solución rentable, eficaz y cada vez más accesible para cumplir tanto con la ley como con la seguridad operativa.
La campana extractora es la primera barrera ante incendios en cocinas industriales. Su proximidad a las fuentes de calor y la acumulación de grasa convierten esta zona en un punto crítico. Instalar un sistema automático en la campana no solo cumple con la normativa, sino que garantiza una respuesta inmediata y localizada, minimizando daños y riesgos para el personal.
Además, este tipo de instalaciones evita que la cocina sea catalogada como espacio de riesgo especial, lo que supone simplificar trámites, reducir gastos y mejorar la seguridad general. En el mercado existen opciones que se adaptan a todo tipo de cocinas, y que permiten mantener la operatividad con una intervención mínima en la infraestructura.
Esta práctica es especialmente relevante en cocinas industriales, donde la demanda y el ritmo frenético aumentan exponencialmente la probabilidad de incidentes, y donde la rapidez de actuación es clave para evitar desastres.
No cualquier sistema de extinción vale. Para garantizar eficacia y cumplimiento legal, los sistemas deben cumplir con la UNE 23501:2017, el estándar que regula las características técnicas de estos equipos. Esta normativa exige que las instalaciones cuenten con:
Esta rigurosidad es vital para que las aseguradoras y autoridades municipales validen la instalación y su correcto funcionamiento, evitando sanciones y complicaciones que pueden ser costosas y peligrosas.
En la actualidad, uno de los sistemas más avanzados y reconocidos es el Protex. Este sistema destaca por:
Además, su versatilidad permite proteger sin necesidad de adaptar boquillas para cada tipo de equipo, desde woks hasta planchas, garantizando una protección integral y sin complicaciones.
En un escenario donde la seguridad, la normativa y la viabilidad económica convergen, instalar un sistema de extinción automática se convierte en una obligación moral y práctica. No es solo cumplir la ley, sino proteger a quienes trabajan en la cocina, garantizar la continuidad del negocio y evitar pérdidas irreparables.
Las autoridades son cada vez más estrictas y la documentación técnica es exhaustivamente revisada. Por ello, contar con un sistema homologado y certificado no solo facilita la obtención de licencias, sino que también ofrece tranquilidad en un entorno donde cada segundo cuenta.
Por último, la instalación de estos sistemas es más asequible y menos invasiva que nunca, permitiendo que cualquier cocina profesional o escolar pueda disponer de la mejor protección sin necesidad de grandes reformas.
Por lo tanto, la instalación de un sistema de extinción automática en cocinas no es una opción, es una necesidad imperiosa para la seguridad, la legalidad y la continuidad del negocio. Actuar con anticipación y rigor es siempre el camino más seguro.