En un pueblo nevado donde todos los niños jugaban con la nieve y cantaban villancicos, había un niño llamado Marcos, que, no apreciaba la navidad.
No le gustaba poner el Belén, no le gustaba poner el árbol, no le gustaba regalar regalos y no le gustaba reunirse con sus primos, con sus tíos y con sus abuelos.
Marcos tenía pocos amigos porque no les trataba bien nunca. Pero Raquel, una amiga suya, vino a su casa para charlar con él y quitarle esa rabia. Le contó que tenía muchos problemas y que, no estaba a gusto en su casa, por eso, no le gustaba reunirse con su familia.
Entonces, Marcos le contó que sus padres estaban separados y desde entonces no le gustaba la navidad. Su padre y su madre hicieron el esfuerzo de juntarse por un día y comprendió que no había que estar triste cuando hay que estar feliz.
Así que celebró la navidad contento y disfrutando de la Nochebuena, navidad, Nochevieja y los reyes.