En un bosque un ratón corría para llegar a su casa sin ser descubierto. Pero, de repente apareció un zorro y le dijo:
- ¿A dónde vas ratoncito?
- A buscar comida, que tengo una merienda con el león de la selva.- explicó el ratón un poco asustado.
- Vale – dijo el zorro y se fue.
El ratoncito siguió su camino, y se encontró con una serpiente.
- ¿A dónde vas?- preguntó la serpiente.
- A mi casa para preparar la merienda que va a venir el león de la selva-explicó el ratón.
- Vale –dijo la serpiente.
Mientras iba a su casa, el ratón pensó:
- ¿Se habrán dado cuenta de que es mentira?
El ratón iba tranquilo, y entonces, se encontró con el león. Éste se quedó quieto:
- Ho….. hola, señor león- tartamudeó el ratón.
- Hola ratón- prosiguió el león- tengo mucha hambre y…
- ¡ No, no me coma! Le demostraré que soy el más fuerte de la selva. Pero póngase detrás mío.¡Sígame!-siguió el ratón.
- Vale, pero como me defraudes te comeré- dijo el león.
Llegaron hasta el centro del bosque donde estaba el zorro y el ratón le preguntó:
- hola, señor zorro ¿A que usted sabe que yo soy el animal más fuerte de todos?
- Hola, ratoncito, si lo eres pero…- se quedó un rato pensando-¡ me tengo que ir!
Llegaron al escondite de la serpiente y el ratón preguntó:
- Hola, señora serpiente ¿A que yo soy el animal más fuerte de todos?
- Sí, claro que sí- dijo- ¡me tengo que ir!
- ¿Lo ves león?- dejo el ratón – yo soy el más fuerte.
- Sí ya lo veo- contestó el león- ¡adiós!
Moraleja: aunque seas pequeño, no tienes que ser el peor de todos.