Luiso era un niño un tanto particular, tanto que no sentía las piernas. El pobre dejó de sentirlas cuando tuvo un gran accidente de coche. A sus padres, solo les ocurrieron algunas heridas leves pero salieron ilesos.
El tenía un amigo que se llamaba Karim. Este le ayudaba a llegar al colegio para que no tuviese que esforzarse en lastrar la silla de ruedas. También le ayudaba a jugar al fútbol ya que le apasionaba ese deporte.
Karim lo alzaba en el aire y lo subía a la espalda. Luiso remataba con la cabeza. Un buen día el pequeño niño jugando con el equipo de 5º A dio un gran testerazo y marcó gol. Cuando el balón estaba ya dentro de la portería bramó: ¡GOOOOL! Todos los de su equipo se dieron un brioso abrazo y felicitaron a Luiso y a Karim por su excelente gol.
Luiso muy alegre les explicó a todos sus amigos que ese fue el día más feliz de su vida. Karim su mejor amigo, le invitó a que fuera con él Marruecos para estar con él, en su casa.