Mi abuelo me ha contado que cuando tenía trentaicuatro años fue al monte de Tejada. Había batido ciervos, liebres y hasta un zorro, pero, esta vez quería montear en especial un jabalí. Nunca había cazado uno y quería cazarlo.
Cuando llegó al bosque sacó la escopeta y se dispuso a cazar al animal. Cuando ya llevaba seis horas intentando cazar lo se detuvo y decidió volver a casa, pero, de repente, un jabalí apareció por el bosque y se metió debajo de un bellotero a comer bellotas. Apunto al animal y falló, este salió corriendo. Mi abuelo le persiguió durante más de una hora.
Se hizo de noche y mi abuelo se alarmó. Llevaba un paquete de cerillas y encendió una fogata. Él espero hasta que se hiciera de día. Por la mañana subió al alto del monte y vió que no se había alejado casi nada.
Cuando llegó a casa, mi abuela se enfadó con mi abuelo pero se alegró mucho de verle.