Fernando y Diego de Carrión, le pidieron al Cid que les dejaran llevar a Elvira y a Sol a Carrión. El Cid aceptó y más tarde a la semana siguiente, emprendieron su camino.
Los dos infantes tramaban matar a Abengalbón. El rey moro de Molina. Allí los dos malvados pensar en cómo lo matarían. Lo asesinarían cuando el ricachón rey quedara dormido y así podrían saquear su estancia. Un vasallo moro los escuchó y se lo contó a Abengalbón.
El rey los echo de allí. Para pagar su calamidad, los infantes llevaron a las hijas de Rodrigo al robledal de Corpes. Allí las pegaron y las abandonaron para que los osos las devoraran.
Mucho después allí las encontró Félez Muñoz el primo de Elvira y Sol. Se las llevó a San Esteban de Gormaz para que las curaran y las vistieran.
Félez volvió a Valencia y se lo contó a Jimena y al Cid. Rodrigo mandó a San Esteban de Gormaz a: Pedro Bermúdez, Martín Antolínez y a Minaya Álvar Fañéz. Estos recogieron a las hijas del Cid y se las llevaron de vuelta a Valencia.
Rodrigo al ver a sus hijas, les suplicó que le perdonaran. El Cid juró que sus hijas ya nunca tendrían que casarse con quien el rey o el decidieran si no con quien ellas anhelarían. Pero Elvira y Sol no querían ni pensar en nupcias después de todo lo ocurrido.