El día 27 de marzo nos dieron las esperadas vacaciones. Ese día salimos todos del colegio muy alegres. Todos esperábamos impacientes la llegada de la Semana Santa.
En primer lugar el jueves absortos admirábamos la procesión. Había muchísimas cofradías como la del Señor, la de la Cruz o la de la Virgen. Mientras andábamos algunos señores y niños tocaban los tambores.
Más tarde el viernes Santo a algunas personas nos tocó velar es decir: mirar y rezar con consideración el monumento que mi cofradía, la del señor, había preparado. Allí dentro se encontraba el sagrario.
El domingo las mozas de la virgen que eran 6, se vistieron con unos trajes muy llamativos y cantaban unas hermosas canciones implorando a la Virgen. Mucho después realizamos una romería. Celia y yo lastrábamos unas desmesuradas velas. El cura, Domingo, nos dio un euro a cada monaguillo y un considerable puñado de galletas.
El alcalde y los jueces atesoraron sus bastones que eran custodiados por el señor cura. Este se los entregó dándoles la glorificación y las felices pascuas.
Por último y no menos importante el resto del domingo lo aproveché para repasar lo instruido antes de la Semana Santa.
Mi conclusión es que esta Semana Santa ha sido fantástica y muy divertida.