Después de conocer a Zanco Panco, se me ocurrió hacerle un regalo de incumpleaños fabuloso. Se trataría de un sombrero de copa porque en el muro en el que vive llueve mucho y cada vez que llueve se moja la cabeza.
Le hice a mano pues no existen sombreros ovalados y tan grandes ya que su cabeza es gigantesca. Le hice impermeable para la lluvia.
Cuando fui a dárselo, primero de asustó pues pensaba que le iba molestar como la primera vez, pero luego me miró estupefacto. Minutos más tarde me dijo que ni el rey ni la reina se la pudieron regalar por sus incumpleaños pues después de buscar en todos los rincones del mundo no encontraron ninguna tan grande como para que le valiera.
Rápidamente me invitó a su pueblo donde le vive con su familia. Allí todos me pidieron un sombrero igual y yo se los hice encantadamente.
Muy bien, Adrián. La próxima vez no dejes tanto espacio entre párrafos.