Aquella mañana me desperté sobresaltada, había tenido una pesadilla. Me dirigí a la cocina para desayunar allí me esperaban mi padre y mi madre con mi desayuno. Me notaba rara, sobre todo la cabeza.
Mi padre como todas las mañanas me llevó al colegio como siempre. Me senté en mi pupitre y saqué el cuaderno de matemáticas para hacer el odioso cálculo mental que se me daba fatal.
Pero aquella mañana fue diferente tuve veinte preguntas sin fallos. Era increíble, nunca había sacado esa puntuación. Me queda pensativa y…. ¡Claro mi sueño había sido un déjá vu! Era increíble me había convertido en un genio con las mates.
Pensé en los pros y los contras de lo que eso conllevaría. Un pros era que sería la mejor en mates. Pero un contra era que mis amigos se enfadarían ya que siempre me pasaría las tardes pensando en matemáticas. Bueno y que más me daba después de ese día el efecto se pasaría. Además la mañana siguiente cuando me levantara ya tendría otro súper poder.