En una noche de Halloween, Iván, Fernando, Diego, Samuel y Javier salieron a pedir caramelos disfrazados de monstruos. Tenían todos trece años menos Fernando que tenía catorce. Les llamaban los macarras porque no paraban de hacer travesuras.
Este año había sido alquilada por un anciano extraño la casa más terrorífica del pueblo. Nadie habitaba en ella desde hace setenta y tres años. Era una mansión abandonada y en mala forma.
Los traviesos se dirigieron a la casa y llamaron a la puerta, que se abrió lentamente y apareció el anciano que era muy antipático y cuando los traviesos le pidieron chuches el anciano les cerró de golpe la puerta. Los adolescentes empezaron a romper las ventanas con piedras y ha grafitiarle las paredes de la casa. De repente la casa cobró vida y persiguió a los traviesos hasta que la casa se cayó por un barranco.
De esta manera descubrieron quela casa encantada era en realidad un robot manipulado por el anciano.
Adrián antes de colgar las redacciones revisa la otografía ya que te has confundido en la palabra grafitearle del verbo grafitear.