El VICLU aterrizó con suavidad sobre una especie de alfombra blanda y mullida. Yo miré por todas partes asombrada y divisé objetos voladores muy avanzados. Yo pregunté a Mot:
-¿Qué son esos artificios voladores?-dije.
-Son nubes espaciales con las que aquí nos transportamos.
Dicho esto, nos dirigimos hacia la casa de Mot. La casa, estaba elevada como muchas otras. Por eso, tuvimos que subir en una de esas nubes espaciales. Entré a su casa y ví un montón de robots limpiando. Mot me llevó a su habitación. Era grande y tenía las paredes metálicas como una nave espacial. La cama era una plataforma volante y no tenía libros como yo sino que tenía, robots que lo hacían todo por él.
Después, me llevó a conocer a su madre que estaba en el salón. Y le dijo a Mot:
-Mot, ¿quién es tu amiga?
-Se llama Eva es una amiga del pasado.
-Hola-dije con voz temblorosa.
Después de presentarnos, Mot me llevó a una sala al fondo del pasillo de la casa.
En ella, había una especie de patín sin ruedas.
Le pregunté a Mot:
-¿Qué es esa cosa?
Él me respondió:
-Es un P.F.V (patín, futurista, volador)
-¿Sabes montar en él?-pregunté.
-Sí, pero quiero que aprendas tú.-respondió Mot.
Al principio, me negué pero luego acepté la propuesta.
Salimos de la casa con el P.F.V y me monté pero al instante, me caí. Costaba más montarse en el P.F.V que en un patín normal. Mot me dijo:
-Al principio, te costará pero luego, le cogerás el tranquillo. Te hago que aprendas como tú a mí con tu bicicleta.-dijo Mot.
Después de cinco días le cogí el tranquillo. Me despedí de Mot y volví al siglo XXI.
La experiencia me encantó y por eso, les cuento a mis amigos y familiares historias sobre el futuro.