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Escrito por SANDRA OBREGÓN VALDIVIELSO, sábado 10 de mayo de 2014 , 12:59 hs

Después de siete días de estar gobernando su isla Sancho panza no estaba a gusto. Estaba harto de dictar leyes. Sin embargo no le daban de comer. Por si fuera poco aquella noche le gastaron una broma pesada.

La broma consistía en que fingieron una lucha con unos enemigos. Sancho con todo el ruido que allí había levantose de su cama y fue a ver que lo que pasaba. Una persona que allí había le dijo que se armase y saliera a luchar. Sancho se puso dos escudos, uno por delante y el otro por detrás. Cuando salió a luchar se apagaron las antorchas que todas esas personas llevaban. Él cayó al suelo y todos pasaban por encima de su cuerpo.

Cuando todo ese escándalo terminó Sancho se dio cuenta de que lo suyo no era ser gobernador. En ese instante Sancho sin llamar la atención se quitó esa ropa tan lujosa y se puso los trapos viejos que siempre llevaba. Todos le seguían, mientras que Sancho se dirigía a la caballeriza en busca de su fiel asno.

Sancho preparó a su asno para salir de ese castillo. Cuando terminó de prepararle les dio a todos sus razones por las que quería marcharse. Una de sus razones era porque él no nació para ser gobernador si no para trabajar de agricultor. Todos le dejaron marchar y el pide un poco de cebada para su asno, pan y medio queso para el ya que el camino era corto.



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