Una mujer anciana descubre que tiene un feto muerto en su vientre hace 44 años.
Sufrió un dolor a las pocas semanas de embarazo y acudió a un curandero. Su barriga dejo de crecer y pensó que había abortado. El feto tiene entre 20 y 28 semanas. Llamó la atención de que la han podido verle la cara, los huesos de los brazos, de las piernas, las costillas y la columna. Los médicos la recomiendan realizarse cirugía para extraer el feto, pero la anciana se niega.