Cuenta la leyenda que no hubo rey más justo ni más bueno que Arturo, hijo del rey Uther (Rey de Gran Bretaña).
Era época de magia y hechizos, el Rey Uther hizo un pacto con el mago Merlín, pues estaba enamorado de la mujer de su peor enemigo y de esa relación nació Arturo, quién fue entregado al mago Merlín que el a su vez se lo entregó a Sir Héctor para que le criara en la sabiduría y lealtad.
A la muerte del Rey Uther Gran Bretaña cayó en decandencia y fue el mago Merlín quien predijo que un milagro revelaría el nombre del nuevo rey.
Ese milagro ocurrió, nadie sabe cómo, en el cementerio del reino apareció una espada clavada en una roca en la que ponía: quien pueda desencajarme de esta piedra será rey de Gran Bretaña.
Muchos fueron los que lo intentaron, sin éxito. Hasta que organizaron un torneo al que fue Arturo acompañado de su hermanastro el cual le pidió un espada y Arturo con tan solo 16 años y sin darse cuenta sacó la espada de la roca. Se había cumplido el milagro, el rey Arturo fue el elegido.